Valores

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La brújula interna

Si  Ulises no hubiera considerado llegar a Ítaca como algo muy valioso jamás hubiera llegado.Sirenas, escollos, brujas, el reino de los muertos…, de todas las pruebas salió victorioso porque sabía hacia dónde se dirigía.

Tenía una brújula interna que le indicaba lo que era valioso en su vida. Y gracias a esa brújula soportó momentos muy duros y alcanzó su meta.

Para construir esa brújula te propongo que repases algunas áreas de tu vida y compruebes qué metas tienes en cada una de ellas.

Procura imaginarte que nada se interpone en tu camino.

Ahora no se trata de ver lo que se puede conseguir de una manera realista, sino de pensar sobre lo que para ti es importante, por lo estás dispuesto a trabajar.

Imagínate en las mejores circunstancias posibles.

Las diferentes parcelas de tu vida: los valores

En esas circunstancias ideales qué estarías haciendo en las siguientes áreas:

  • Relaciones íntimas: ¿cómo te gustaría ser en una relación de pareja, en el matrimonio?
  • Relaciones familiares: ¿qué tipo de hermano, hijo, padre, etc. te gustaría ser?
  • Amistades: ¿Cómo te gustaría comportarte con tus amigos?
  • Empleo: ¿Qué tipo de trabajo te gustaría desarrollar? ¿Por qué? ¿Cómo serán tus relaciones laborales?
  • Educación: ¿Qué quisieras estudiar?
  • Diversión: ¿A qué actividades quieres dedicar tu tiempo libre?
  • Espiritualidad: (signifique lo que signifique para ti)
  • Ciudadanía: ¿Cómo te gustaría participar en tu comunidad: voluntariado, pertenecer a un grupo de presión, proteger la naturaleza, etc.?
  • Bienestar físico: Dieta, ejercicio, sueño, dejar ciertos hábitos, etc.

Cuando tengas una lista con las cosas que valoras tendrás en tus manos una magnífica brújula para orientarte en la vida.

Eso sí, conviene no olvidar que luchar por tus valores tiene su coste.

Luchar por lo importante no es gratis

Y para ejemplificar este aspecto te copio una metáfora que he extraído del libro “Terapia de Aceptación y Compromiso: Un tratamiento conductual orientado a los valores”

“Imagínate una tortuga que se dirige hacia su cueva, donde están sus crías, el resto de las tortugas…. Pero la tortuga, cada vez que llueve, cuando sopla el viento, cuando se topa con piedras, se mete en su caparazón.

A veces sale del caparazón, avanza un poco, pero en cuanto ocurre a su alrededor algo inesperado (aparece una mariposa, ve un relámpago…) se mete dentro del caparazón.

¿Crees que de esa manera puede alcanzar lo que pretende?

A lo mejor la alternativa es avanzar con todo el cuerpo fuera, en pleno contacto con el suelo, abierta a todo lo que pueda surgir en ese camino, notando todo lo que surja mientras avanza en dirección a sus crías, al resto de las tortugas…

Probablemente no le gusten muchas de las cosas que están en ese camino, o tal vez sí, pero eso es absolutamente distinto de su compromiso de avanzar por el sendero…”

Y hablando de brújulas creo que te puede interesar este otro artículo:

Regidos por reglas

Comentarios 1

  1. Me ha gustado mucho. Reglas sencillas y efectivas. Lo pondré en práctica sin mucha dificultad, tengo ideas para cada una de las parcelas que mencionas y siento que la metáfora de la tortuga refleja a la perfección la actualidad, en general en la gente joven, en particular en mí.

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