Mindfulness durante el día

  • Al despertarte por la mañana, estando aún en la cama, puedes dirigir tu atención hacia la respiración. Se consciente de, al menos, cinco respiraciones completas.
  • Toma nota mentalmente de las posturas corporales que adoptas. También de las transiciones de una postura a otra, como cuando te pones de pie después de estar sentado.
  • Usa los sonidos que te llamen la atención como un recordatorio de que quieres estar atento. Puede ser el teléfono cuando suena para decirte que tienes un mensaje; o  un pájaro cantando; o una risa que oyes a lo lejos.
  • Repite varias veces, a lo largo del día, lo que hiciste al despertar: ser plenamente consciente de cinco respiraciones.
  • Siempre que vayas a comer o a beber algo, tómate unos segundos antes de empezar y respira. Observa la comida. Huélela, luego saboréala mientras la masticas.
  • Presta atención a tu cuerpo mientras caminas. ¿Qué postura adoptas? ¿Cómo sientes el suelo bajo los pies? Nota el aire en tu cara, brazos y piernas cuando caminas. ¿Vas deprisa, como si llegaras tarde, aunque nadie te espere?
  • Cuando hables con otras personas, ¿puedes escuchar sin estar de acuerdo o en desacuerdo, sin aprobar o desaprobar, o sin estar pensando en lo que dirás cuando sea tu turno de hablar? Y cuando lo hagas, ¿puedes decir lo que necesitas sin exagerar o sin restar importancia o sin repetirte? ¿Puedes observar cómo se sienten tu mente y tu cuerpo mientras hablas?
  • Cuando te toque esperar en una cola puedes aprovechar para observar tu postura estando de pie, así como la respiración. Siente como todo tu peso se transmite al suelo a través de tus pies. Dirige tu atención hacia tu abdomen que se eleva y desciende según respiras. ¿Te sientes impaciente?
  • Toma nota de cualquier punto de rigidez en tu cuerpo a lo largo del día. Procura dejar marchar el exceso de tensión cada vez que exhales. ¿Tienes un exceso de rigidez en el cuello, hombros, abdomen, mandíbula o parte inferior de la espalda? Si es posible, practica yoga o estiramientos a diario.
  • Puedes buscar las conexiones entre algunos síntomas físicos que puedas sufrir (jaquecas, dolores, palpitaciones, respiración agitada y tensión muscular) y los estados mentales que los precedieron.  Por ejemplo, ¿te duele la cabeza después de una discusión? ¿Aumenta el dolor de espalda si estás triste?
  • Satisface tus necesidades de meditación formal, relajación, ejercicio, dieta, horas de sueño, intimidad, vinculación con los demás, humor, etc. Así fortalecerás tu salud e incrementarás tu resistencia al estrés. Además, te sentirás más satisfecho y tu vida te parecerá más coherente.
  • Tras un día o suceso especialmente estresante, haz lo posible por recuperar la calma y restablecer el equilibrio, si es posible, ese mismo día. Pon en práctica los recursos que conoces para conseguirlo.
  • Observa con detenimiento las humildes actividades diarias: limpiarte los dientes, lavarte las manos, peinarte, calzarte, etc.
  • Antes de dormirte por la noche, lleva tu atención hacia la respiración durante algunos minutos.  Observa al menos cinco respiraciones con plena consciencia.

Puedes leer más artículos sobre meditación en el apartado de este blog titulado Mindfulness.

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