Para mejorar una relación lo primero que tendremos que hacer es pararnos a observar con quién o con qué nos relacionamos. Nuestro trato con los alimentos no es una excepción. Pero, frecuentemente, comemos sin prestar atención a lo que nos llevamos a la boca, sea porque estamos pensando en otra cosa, o viendo la televisión, etc. Y esta manera automática de comer propicia que ingiramos cualquier cosa sin ser conscientes de su calidad y también propicia que comamos más de lo que necesitamos.