Meditar es un placer

meditar

Vivir con más entusiasmo

Supongo que alguna vez habrás olido una flor de una manera muy concentrada y has sentido agradecimiento por poder disfrutar de algo tan hermoso.

O te ha ocurrido teniendo un bebé entre los brazos.

O caminando por la playa mientras las olas te acarician los pies.

O escuchando música.

Meditar es algo similar.

Cuando nos proponemos ahondar en esos momentos de intensidad, de sentirnos plenamente vivos: eso es meditar. ¿Con qué objetivo? Con el de vivir la vida más plenamente, más despiertos y con más entusiasmo.

Si nos da por querer aprender a prestar más atención a la vida, eso es meditar.

La manera de entender la meditación que te propongo es bastante informal.

No te imagines que acabaré llevándote tarde o temprano a un monasterio, o que te propondré levantarte a las cinco de la mañana para estar tres horas sentado sin mover un pelo. No.

Te propondré una forma potente y agradable de descansar, de refugiarte dentro de ti, de intimar contigo mismo. Hay otras maneras de conseguir lo anterior, aunque pocas tan baratas como la meditación.

No necesitas un guía para meditar

¿Necesitarás un guía para meditar?. No. No creo que hayas necesitado nunca alguien que te diga lo que te gusta hacer, lo que te hace sentir bien.

Ya eliges la postura que más te agrada cuando estás en la cama; o escuchas la música que me mejor sintoniza con el momento que estás viviendo. ¿Necesitas un guía para eso?

Imagínate que tienes unos brazos gigantescos y con ellos abrazas todo lo que existe. Sobre todo abrazas todo lo que eres: lo que piensas, sientes, oyes, hueles, etc. Eso es meditar.

¿Cómo puedes saber si estás meditando adecuadamente? Si sientes un apacible erotismo mientras meditas.

Si sientes un gustito sutil que recorre todo tu cuerpo.

Si te parece que acabas de entrar en tu cuarto después de soportar un vendaval en medio del campo.

Beneficios de la meditación

¿Qué beneficios obtendrás meditando? Estarás mucho más presente en las experiencias de sensualidad que vivas.

Te sabrá mejor la comida, te olerá mejor la persona a la que abrazas, sentirás el agua de la ducha por tu piel como una caricia…

En una palabra, mejorará tu relación con los alimentos, con el agua, con las personas, con tu cuerpo, con tu mente…

¿El secreto?: la respiración

Si consigues entusiasmarte con el aliento que sale y entra de ti incansablemente, has alcanzado la perfección del meditador. Esa es la clave. El secreto de los secretos: la respiración.

Y por la respiración vamos a comenzar.

Si prestas atención a algo sencillo y repetitivo como respirar puedes entrar en un estado que se parece al sueño profundo pero estando despierto. Ese estado aporta más descanso que el propio sueño. Con solo unos minutos en ese estado estarás más relajado y alerta. Pero no te pido que lo creas, te pido que lo pruebes.

Te propongo que pienses en algún momento en que hayas apreciado el hecho de respirar. Cuando ves un paisaje magnífico y respiras profundamente como si quisieras hacer entrar la belleza en tus pulmones; cuando suspiras de alivio; cuando te concedes un enorme bostezo, con estirada incluida; al jadear durante el sexo…

Después de recordar alguno de esos momentos, fíjate en el placer de respirar. El placer de estar vivo y el gustazo de que nada nos impide respirar.

Puedes cerrar o mantener los ojos abiertos, como prefieras. Si te apetece, continúa durante unos pocos minutos mientras observas lo que ocurre en tu cuerpo cuando prestas atención al aire que entra y sale.

Puedes fijarte en el arranque de la inspiración; en el aire rozando el interior de la nariz;  en la caricia del aire bajando por la garganta; en cómo se llenan los pulmones; en la pausa que ocurre cuando los pulmones están llenos; en el alivio cuando el aire comienza a abandonar nuestro cuerpo; en la pausa al final de la espiración.

Ahora te dejo disfrutando del aire.

Y si quieres leer más cosas sobre meditación puedes hacerlo siguiendo este enlace:

Mindfulness

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