Yoga

hatha yoga

El Yoga y la relación con tu cuerpo

Te propongo las siguientes reflexiones:

Me parece importante que le prestes atención a tu cuerpo para que así puedas escuchar los mensajes que te envía.

Para que tu cuerpo te resulte familiar y digno de confianza.

Para que te sientas como un todo, es decir, que no ocurra que tu mente va por un lado y tu cuerpo por otro.

¿Estás de acuerdo con las anteriores reflexiones?

Si a ti también te parece importante desarrollar esa especie de intimidad con tu propio cuerpo te aseguro que el hatha yoga te puede ayudar mucho a lograrlo.

Practicar hatha yoga consiste en hacer suaves estiramientos con gran lentitud, mientras eres consciente de tu respiración y de las sensaciones provocadas al colocar tu cuerpo en las distintas asanas (posturas).

El yoga, si lo practicas con atención, hará mucho más que relajarte y ayudarte a que tu cuerpo se fortalezca y flexibilice.

El Yoga como forma de ejercicio

El yoga constituye una maravillosa forma de hacer ejercicio.

Para empezar, es suave. Puede beneficiarte en cualquier estado físico en que te encuentres y, si lo practicas con regularidad, puede contrarrestar el proceso de atrofia de tu cuerpo por desuso.
Hace participar a todo el cuerpo. Mejora la fortaleza y la flexibilidad.

Quizás lo más sorprendente del hatha yoga sea la cantidad de energía que sentirás después de practicarlo.

Si quieres leer algo más sobre los beneficios de la práctica del hatha yoga puedes leer el siguiente artículo de mi blog:

Cómo mejorar tu cuerpo y tu mente con el yoga

El Yoga y los estados mentales y emocionales

Uno de los aspectos más agradables y relajantes de practicar yoga con atención es la sensación de que el cuerpo fluye de una postura a otra.

Además, cada vez que adoptas una postura diferente, cambias tu orientación física y, por tanto, también tu perspectiva interior.

La colocación del cuerpo en determinadas formas puede tener efectos inmediatos en tu estado emocional y mental (para bien y para mal).

Hasta algo tan sencillo como curvar los labios para esbozar una sonrisa puede producir sensaciones de felicidad y relajación.

Tiene importancia que recuerdes esto antes de tu sesión de yoga.

Responsabilízate de tu cuerpo; conoce sus límites

Conviene que practiques sin esforzarte y sin forzar nada. Que practiques aceptando tu cuerpo tal cual es en el presente, en cada momento.

Mientras te estiras, te levantas o te equilibras, aprendes a trabajar hasta tus límites.

Desarrollas la paciencia contigo mismo.

La regla básica es que eres responsable de estar atento a las señales que te envía tu cuerpo.

Escucha con atención lo que tu cuerpo te dice y respeta sus mensajes; y si has de cometer un error, que sea éste por defecto.

Nadie puede escuchar tu cuerpo en tu lugar. Si quieres crecer y sanar, debes aceptar alguna responsabilidad para escucharlo tú mismo.

Conviene que conozcas cuáles son tus propios límites, y la única forma de conocerlos es explorándolos cuidadosamente y atentamente durante un largo periodo de tiempo.

Descubrirás que las fronteras de hasta qué punto tu cuerpo puede estirarse, de cuánto tiempo puedes mantener una postura, no son fijas.

Si no sometes a tu cuerpo a suficientes retos, puedes desarrollar una imagen sumamente restringida de lo que él, y tú, sois capaces de hacer.

Algo de incomodidad es inevitable cuando trabajas en tus límites, pero necesitarás aprender a saber entrar en esa saludable “zona límite” con suavidad y atención, para alimentar a tu cuerpo, no para dañarlo.

Cómo practicar Hatha Yoga

Acuéstate sobre la espalda encima de una esterilla o de una manta doblada que te proteja del suelo.

Presta atención a cómo respiras: siente el abdomen subir y bajar con cada inhalación y con cada exhalación.

Dedica unos momentos a sentir tu cuerpo como un todo, de la cabeza a los pies. Especialmente observa las partes de tu cuerpo que están en contacto con el suelo.

Mantén la atención centrada en las sensaciones. Cuando te distraigas, vuelve a las sensaciones tomando nota de lo que te hizo distraerte.

Mientras permaneces en cada una de las posturas, sigue pendiente de las sensaciones que surgen en las diferentes partes del cuerpo.

Relájate en cada postura lo mejor que puedas. Te puede ayudar el imaginar que inhalas y exhalas desde la zona en donde notes alguna incomodidad.

Prescinde de cualquier postura que creas que empeorará algún problema que puedas sufrir.

Consulta con el médico o fisioterapeuta antes de realizar algunas posturas si tienes problemas en el cuello o la espalda. Éstas son zonas especialmente delicadas y debes tener claro si puedes o no hacer determinados ejercicios; recuerda que has de responsabilizarte de tu propio cuerpo: no se trata de entrar en una competición con él.

El espíritu del yoga es el de la aceptación de uno mismo en el momento presente.

Si te fuerzas más allá de tus límites del momento puedes lesionarte, lo que te desanimará, y tendrás la tentación de echarle la culpa al yoga en lugar de darte cuenta de que fue tu actitud competidora la que hizo que te forzaras demasiado.

Conviene que no entres en el círculo vicioso de excederte cuando se sientes bien y, luego, quedarte sin poder hacer nada durante algún tiempo y con un profundo desánimo porque te has hecho daño.

Descansa entre una postura y otra. Puedes hacerlo echándote de espaldas, o adoptando otra postura cómoda.

Mientras descansas, presta atención al flujo de tu respiración y siente como tu barriga asciende y desciende suavemente.

Si estás echado en el suelo, nota como se sueltan tus músculos y te acoplas de manera más perfecta a la superficie sobre la que descansas.

Puedes relajarte de idéntica manera, descansando de pie: siente el contacto de los pies con el suelo y deja que los hombros caigan al exhalar.

Intenta no usar ningún músculo que no necesites. Por ejemplo, relaja el rostro cuando te des cuenta de que está tenso.

La respiración mientras haces Hatha Yoga

Exhala siempre que hagas cualquier movimiento que contraiga tu barriga y la parte delantera del cuerpo.

Inhala cuando realices cualquier movimiento que dilate la parte anterior del cuerpo y contraiga la espalda.

Si mientras estás en una postura empiezas a “luchar” con ella, presta atención a tu respiración y afloja cada vez que sueltes el aire. Relájate todo lo posible en cada postura.

Al principio, es normal que en algunas posturas fuerces muchas partes del cuerpo sin darte cuenta.
Te acabarás dando cuenta de esas tensiones innecesarias y las relajarás.

Permite que cada inhalación dilate ligeramente la postura en todas direcciones. En cada exhalación, métete más en la postura y permite que la fuerza de la gravedad se alíe contigo y contribuya a explorar tus límites.

 

 

Espero que las anteriores reflexiones contribuyan a hacer más placentera y beneficiosa tu sesión de yoga.
Espero que esos beneficios te hagan más feliz a ti y a los que te rodean.

 

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *