Salirte con la tuya

salirte con la tuya

Si te encuentras en una situación en la que tienes que pedir algo a alguien, o por el contrario, le tienes que negar algo, creo que te pueden venir bien las siguientes reflexiones para que consigas lo que pretendes, es decir, para puedas salirte con la tuya.

Describe la situación

Conviene que empieces describiendo la situación que quieres modificar de una manera objetiva, ateniéndote a los hechos.  Por ejemplo: “Esta la vigésimo quinta vez que me pides que me vaya a la cama contigo” o “Habitualmente soy yo quien baja la basura”.

Cómo te sientes

Luego conviene continuar diciendo cómo nos hace sentir la situación.

A veces se nos olvida que los demás no tienen capacidad adivinatoria, que no pueden saber lo que estamos pensando o sintiendo si no se lo comunicamos. Puedes decir: “Tantos requerimientos sexuales me están agobiando” o “Siento que tengo demasiadas responsabilidades relacionadas con la casa y eso me desborda”.

Informa sobre tus deseos

Di claramente lo que quieres que la otra persona haga, con rotundidad, si es que de verdad quieres salirte con la tuya.

De nuevo recuerda que los demás no son adivinos.

Y no caigas en la tentación de decirlo en forma de “deberías”, de convertir tu petición en una obligación o en una recriminación. Por ejemplo: “Me gustaría que dejaras de requerirme sexualmente” o “Quiero que bajes la basura todos los días”.

Señala las consecuencias positivas

Ahora es el momento de señalar algunas cosas positivas que ocurrirán si tu interlocutor accede a tus peticiones. Es una manera de reforzarle por adelantado, de que se de cuenta de que le conviene y sale ganando si te complace. “Y podremos cultivar nuestra amistad si dejas el sexo de lado” o “Seré más amable contigo si te veo colaborar en la casa”.

Mantén tu posición

Si no te sales con la tuya a la primera es importante que mantengas tu posición y no permitas que te distraigan (o te distraigas sin ayuda ajena) con cualquier otro tema.

Repite una y otra vez, machaconamente tu punto de vista. No quieras añadir nuevas argumentaciones. Con un tono de voz sosegado, repítete hasta el infinito. Vencer por aburrimiento, podríamos decir.

Si recibes un ataque

Si lo que ocurre es que te atacan, amenazan o ves que tu interlocutor se quiere ir por los cerros de Úbeda (por cierto, esos famosos cerros supongo que estarán masificados y los habitantes de Úbeda, más que hartos de tantas visitas), entonces ignora las amenazas, chantajes, etc. No respondas y mantén tu posición.

Y todo esto procurando aparentar seguridad, mirando a los ojos, evitando los susurros y el mirar hacia el suelo.

Claro está que procurando no caer en la chulería o en cualquier actitud que pueda resulta ofensiva.

Negocia

No cejes en tu demanda, pero puedes buscar otras soluciones.

Incluso puedes pasarle la patata caliente a tu compañero preguntándole qué cómo cree que se puede solucionar el problema; que qué cree que podéis hacer dada la situación.

Todo lo anterior puede convertirse en un hábito muy saludable a la hora de obtener lo que deseamos, pero para que así sea es imprescindible que practiquemos frecuentemente. Así que ya sabes.

Y si tienes a bien compartir tus experiencias, tus éxitos en este interesante campo de las relaciones interpersonales, no dudes en hacerlo: así aprendemos todos de todos.

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